Arturo Perez-Reverte |
Este artículo de Arturo Perez-Reverte, escrito en 1998, tiene una vigencia en la actualidad por una razón: la universalidad de sus argumentos hace que lo que vio venir hace 13 años no solo se haya cumplido, sino que probablemente se seguirá cumpliendo durante un largo tiempo.
La manera en que está escrito denota indignación y rabia, pero también una intención directa de llamar la atención de aquellos que, según su artículo, son los más afectados. Esto lo logra desde el primer párrafo escribiendo en segunda persona (de hecho comienza con la palabra "usted") y utilizando expresiones coloquiales propias de la norma española. La irreverencia con la que sale a mentarles la madre a estos individuos sin rostro comunica ira y una especie de alivio que todos, mas de alguna vez, habremos sentido luego de decirle sus cuantas verdades a alguien.
El artículo es una crítica mordaz a las instituciones que se dejan convencer por las recetas financieras de quienes Perez-Reverte llama "los amos del mundo". Utilizan capital de alto riesgo (dinero de pensiones, ahorros, divisas, etc.) atraidos por las altas utilidades y las "mínimas" probabilidades de fracaso. La injusticia es en este caso, que "mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos".
Somos piezas de ajedrez en manos de jugadores sin escrúpulos. Luego de las grandes pérdidas, disfrazan el evento como un sacrificio necesario que las grandes masas deben hacer para salvar la estabilidad mundial.
El año en que fue escrito corresponde al desplome de varias divisas asiáticas, que causó la quiebra del hedge fund LTCM, gestionado por varios premios Nobel. Este escenario se repite y repetirá mientras el sistema económico obedezca a lo que Alvaro Uribe llama "neoliberalismo salvaje".
La crisis económica en Estados Unidos, causada por el descalabro en Wall Street -que afectó no solo a este país sino a Honduras, entre otros más- dejó a miles de personas sin sus ahorros de toda la vida. Los pensionados del IHSS carecerán de acceso a atención médica y medicinas porque una buena parte de sus fundos fueron utilizados por los directivos para pagar deudas a proveedores justo antes de autorizar el inevitable rompimiento de techos y con un déficit de 30 millones de Lempiras mensuales. Por eso es tan acertado este escrito; porque aunque las caras sean distintas, la situación y sus efectos sigue siendo muy parecidos.
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